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FOTOGRAFIA / ACTO II
ACTO II. 01 tree. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. 02 tree. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. 03 tree. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. Tree 04. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. Tree 05. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. Tree 06. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. Tree 07. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. Tree 09. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. Tree 10. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. Tree 11. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. Tree 12. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. Tree 13. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. Tree 14. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. Tree 15. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. Tree 16. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
ACTO II. 01 tree. Registering New York. Photography. 23x31cm. 10/10. 2010.
 

ACTO II
REGISTERING NEW YORK 2010.

Proyecto fotográfico desarrollado en New York, segunda parte de ACTO I que se presentó en el Laboratorio de Arte Alameda de México DF en marzo de 2008.

La idea de "Gaia", como elemento clave en la obra. Concepto que desarrolló James Loveloock, y que se convierte en concepto inicial de esta instalación. Trasportarnos hasta el lugar que nos corresponde, no menospreciar este planeta llamado Tierra, empezándo por tratarlo como un ser vivo en sí mismo, empezando a comportarnos como células dentro de un gran engranaje, respetando el ecosistema que nos sustenta, no considerando que tenemos la capacidad de acabar con él, tan solo acabaremos con la posibilidad de formar parte de la tierra. Esta obra continúa otra instalación presentada en México DF.

La vorágine, el continuo avance de la desolación superpone, ante el espacio natural, un artificioso decorado, que transforma en vertical hormigón, el frondoso bosque sustentado por madera viva; refugio de especies hermanas. Transforma en asfalto, el manto crujiente que al pisar nos une a la tierra. En cloacas que convergen fraticidas, al desembocar en estuarios, ríos, mares… el sonido se convierte en artesanas arpas de tendido eléctrico, metales estridentes en forma de "claxons" y murmullos motores que envuelven y someten humanas vidas. Como envuelven también, nubes de polución que niegan a la vista la cúpula celeste, que hace perder la noción de lo pequeños e insignificantes que somos frente al cosmos… y aún así, nos creemos únicos.

Ante la desolación, descienden, dormidos los instintos, desnaturalizados; pisan el vestido artificial que cubre la materia narcotizada que no respira. La mancha de la urbe asfixia la vida. En triste duelo avanzan inconscientes hacia paraísos soñados, amotinados entre asfalto y hormigón, común espacio. Sólo hombres para los hombres, por el hombre. Como células caprichosas que devoran egoístas a sus iguales.