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INSTALACION / SONI(C)CLOUD. MEXICO DF
SONI(C)CLOUD. Interactive Sound installation. 30x10m. Laboratorio Arte Alameda Museum. Mexico DF. 2008
SONI(C)CLOUD. Interactive Sound installation. 30x10m. Laboratorio Arte Alameda Museum. Mexico DF. 2008
SONI(C)CLOUD. Interactive Sound installation. 30x10m. Laboratorio Arte Alameda Museum. Mexico DF. 2008
SONI(C)CLOUD. Interactive Sound installation. 30x10m. Laboratorio Arte Alameda Museum. Mexico DF. 2008
SONI(C)CLOUD. Interactive Sound installation. 30x10m. Laboratorio Arte Alameda Museum. Mexico DF. 2008
SONI(C)CLOUD. Interactive Sound installation. 30x10m. Laboratorio Arte Alameda Museum. Mexico DF. 2008
SONI(C)CLOUD. Interactive Sound installation. 30x10m. Laboratorio Arte Alameda Museum. Mexico DF. 2008
SONI(C)CLOUD. Interactive Sound installation. 30x10m. Laboratorio Arte Alameda Museum. Mexico DF. 2008
SONI(C)CLOUD. Interactive Sound installation. 30x10m. Laboratorio Arte Alameda Museum. Mexico DF. 2008
ARTISTAS INVITADOS.
Santiago Sierra
Walter Marchetti
Bruce Nauman
Carlos García y Rogelio Rionda
Christina Kubisch
Karltheinz Stockhaussen
Marcela Armas

CARLOS GARCÍA & ROGELIO RIONDA
EXPOSICIÓN DE ARTE SONORO SONI(C)LOUD

16 ABRIL A 15 JUNIO DE 2008

MUSEO LABORATORIO ARTE ALAMEDA
Dr. Mora 7, Centro Histórico. México, DF.
www.artealameda.inba.gob.mx

ARTISTAS INVITADOS.
Marcela Armas
Santiago Sierra
Walter Marchetti
Bruce Nauman
Carlos García y Rogelio Rionda
Christina Kubisch
Karltheinz Stockhaussen

ORGANIZA Y PATROCINA.
Laboratorio Arte Alameda

SUBDIRECCIÓN.
Karla Jasso

PRODUCCIÓN.
Javier Lara

COMISARIOS.
Guillermo Santamarina
Bárbara Perea

COLABORA.
Centro de Cultura de España en México

PATROCINA.
Fundación/colección Jumex
La exposición explorará los conceptos de paisaje sonoro, desplazamiento, dislocación y trayecto con un conjunto de obras que analizan estas relaciones desde diferentes perspectivas que van desde la postura ambient, de reconciliación con un paisaje hostil (o 'sanación' aural), hasta la vigilancia sonoras, o el paisaje sonoro en tanto construcción de un retrato o una narrativa.


CARLOS GARCÍA & ROGELIO RIONDA
INSTALACIÓN SONORA INTERACTIVA.

24 troncos de alcanfor, sensores de movimiento láser, obra sonora.
30 x 10 m.
2008

La obra, una instalación sonora que hemos presentado en LAA de México DF ha conformado el acto primero de una pieza sonora dividida en tres momentos.

Representa la sensibilidad de los seres vivos aun siendo amputados. El recuerdo de lo que somos y fuimos, la sensibilidad ante la deforestación como ejemplo de comportamientos tumorales dentro de un ser global que no es más que la representación de nosotros mismos, a mayor escala.

Autodestrucción, comportamiento ilógico y autolesivo. Nuestra enfermedad como civilización, no es física sino emocional, cultural, social y filosófica. Una enorme evolución a nivel tecnológico y científico y una falta de autocontrol y desarrollo positivo como civilización.

Somos lo que dejamos atrás y también lo que hacemos con lo que tenemos. No se trata de pensar en el futuro sino hacer en el presente. No somos que otros elementos que habitan el paneta una parte más del conjunto. De este modo no es nuestra tarea salvar el total pero en ningún caso tampoco desestabilizarlo. Todos los seres que habitamos nuestro planeta somos sensibles a lo que sucede en él.

Deforestación, contaminación, degeneración, amputación. El tiempo, la naturaleza supera todo tipo de alteraciones externas o internas, pero ¿cuál es el resultado y cómo interfiere en el desarrollo futuro de nuestro planeta? Está claro que la Tierra seguirá estando cuando el hombre se extinga y desaparezca, pero ¿en qué condiciones habrá habitado el entorno que habita?
¿Se trata de ambición, evolución natural, competitividad, supervivencia consumista, o puede ser resultado de comportamientos autolesivos? Quizás todas ellas en menor o mayor grado, pero seguro que ninguna la exime de responsabilidad ante su comportamiento.

La Tierra se comporta y reacciona como un único ser vivo GAIA. No es simplemente un contenedor de elementos independientes. "La tierra es un ser vivo creador de su propio hábitat” una desconcertante hipótesis que el investigador británico James Lovelock lanzó al mundo científico como en 1969.

Si entendemos que formamos parte de un ser mayor ¿qué tipo y cómo se explica nuestro comportamiento destructivo dentro de este organismo? Podría compararse con la reacción de las células de nuestro cuerpo cuando por una anomalía, en ocasiones no se conoce origen ni motivo, se autodestruye y multiplican descontroladamente afectando a otras células y creando tumores y diferentes tipos de cáncer. ¿Podrían ser nuestras acciones hacia la naturaleza como un comportamiento anómalo a diferente escala? ¿Son las células conscientes de su propia autodestrucción y locura? Quizás en el mismo grado que el ser humano.

La consciencia ante un hecho lesivo no hace necesariamente la modificación de la conducta. Como mecanismo de autodefensa se crean justificaciones y razonamientos que las eluden o disculpan. El ser humano actualmente es consciente del daño que está generando a la naturaleza, quizás todavía estamos en ese período de razonamientos, excusas y planes para el futuro, quizás estamos en ese momento en el que no afrontamos la realidad, estamos causando un daño que podría ser irreparable al ser vivo en el que habitamos.

Seguramente que cuando intentemos poner freno y solucionar el problema que estamos causando, ya será demasiado tarde y otros órganos de este ser vivo ya se habrán visto irremediablemente dañados o desaparezcan por completo.

El desarrollo tecnológico y científico de nuestra actual civilización ha sido espectacular sobre todo en los últimos 100 años. La mayor parte de nuestra evolución concentrada en una mínima parte fracción de nuestra existencia, pero sólo en una pequeña parte de la población del planeta. Y seguirá así, es una gran bola de nieve que aumenta exponencialmente. ¿En qué medida ha sido una evolución natural, equilibrada y generalizada? Las diferencias tecnológicas y científicas sin hablar de las culturales, sociales y económicas, generan unas tremendas diferencias a nivel planetario.

El problema y la destrucción del medioambiente no es más, que una de las enfermedades que sufre el ser humano y está extendiéndose a otros seres vivos y a su organismo madre, la Tierra.
La sanación pasa primero por la consciencia del problema y posteriormente por la actitud en cada ser/célula y su potencial para ser curado a sí mismo y por defecto a la globalidad. Cada individuo es responsable de sí mismo, pero su actitud afecta al resto de los individuos/células y órganos de este ser vivo del que formamos parte. No podemos mantener una actitud pasiva/destructiva ni eludir la responsabilidad delegándolas en las autoridades políticas. Somos todos y cada uno.

La sanación de nuestro planeta, de Gaia es por tanto una cuestión de conciencia y actitud de todos los elementos que conformamos la Tierra. El ser humano dispone de herramientas, tecnología y conocimiento que pueden devolver el equilibrio que existía previo a la tremenda intervención del ser humano. No es una cuestión de salvar a la naturaleza sino sanarnos a nosotros como especie. Gaia en su sistema de homeostasis y autorregulación volverá a equilibrarse antes o después. El resultado de este proceso puede ser que nosotros hayamos desaparecido. Hemos de entender que el daño que estamos provocando al resto de los seres que habitan el planeta nos coloca en una situación muy delicada y en ningún modo asegura nuestra superviviencia.

Ella, aturdida ante la mutilación racional de sus miembros; llora en silencio.

Como si de una pesadilla se tratara, la memoria reconstruye el pasado y somete, en el presente, su sentimental recuerdo de lo que fue.

Revive los instantes de dolor.

Paisaje desolado, madricidio.

Se confunde el tiempo, en los susurros mezclados.

La vida, la visión sanguinolenta del desmembramiento de sus hijos.

La barbarie incomprendida, ante la expontaneidad de ella, que viste de nuevo el horror, abrigando la desnudez de la tierra, como madre responsable, que conoce su cometido, que hace el milagro de la vida, cada vez que sus hijos torturan su naturaleza.